viernes, 22 de agosto de 2008

Rituales


Hay miles de cosas que todos sabemos, pero no decimos o comentamos con los demás. Son muchas cosas sobrentendidas que simplemente pasan a ser una especie de “mundo rutinario” personal. De pronto tendrá que ver con la intimidad de cada uno, de pronto será algo de tabú, capaz es cuestión de no hacerle juego a lo absurdo que podemos llegar a ser. Existen momentos de ocio, momentos débiles, situaciones vergonzosas (pero a la vez agradables), heroísmo, masoquismo, etc. La mayoría de esas situaciones pertenecen a una especie de ritual cotidiano que cada uno amasa a su modo. Yo, por poner un ejemplo, todas las noches antes de dormir me saco los mocos. Aunque parezca algo cochino, más bien es placentero; sobre todo cuando uno de ellos está bien adentro y cuesta “pescarlo”. Instintivamente ese tipo de mocos se convierten en un desafío que te mantiene entretenido y estresado durante 5 minutos.

Así es como surgen miles de situaciones en nuestras vidas “secretas”, que se convierten en esos rituales que tanto nos llenan de placer y, aunque no lo creas, marcan la diferencia. Muchas veces, estos ritos dependen de nuestro organismo. Caso ejemplar, ocurre en una persona que se tarda mucho tiempo cagando. ¿Qué hacer para pasar el tiempo en el WC? Existen diversas técnicas aprobadas por todos los cagurrios a nivel mundial. La clásica por excelencia es llevarte una revista y simplemente hojearla (porque eso de andar “pujando” desconcentra un poco los ánimos de leer). Enramado en la familia de las revista, encontramos los archiconocidos crucigramas, y así un sinnúmero de técnicas convertidas en especie de “ritos” personales.

Cantar a todo pulmón mientras estás solo en el carro, echarte un peo cuando estás en la cama y meterte debajo de las cobijas para disfrutar de su olor, rascarte las bolas y luego llevarte los dedos a la nariz, oler los zapatos deportivos después de una gran sudada, soplarte contra un espejo tu mal aliento mañanero, etc., etc., etc. ¿Cuáles son tus “rituales”?

viernes, 1 de agosto de 2008

Días venezolanos


Es bien cierto que la semana tiene 7 días de 24 horas cada uno. Muchas veces vivimos, vivimos y no hacemos más que vivir y ni siquiera miramos los días. ¿ Qué representa un lunes, un miércoles, un sábado?. No se si soy tan pendejo que me detengo a pensar en estas cosas o es que me gusta ser pendejo. Digamos que la pendejada es dejada a un lado e intentamos ver el asunto como algo significativo.

Asociemos los días con el trabajo “duro” del venezolano. Desde que tenemos uso de la razón, hemos escuchado que todos los venezolanos son muy trabajadores. Evidentemente tenemos que trabajar para poder coexistir en sociedad, pero ¿el venezolano es trabajador?. En promedio, en este país se trabaja de lunes a viernes, durante 8 horas cada día (quitándole el período de almuerzo). Pero, más que una realidad, esto es un mito. El venezolano es bien flojo y audaz para trabajar. El lunes quizás es el día más difícil de la semana. Los ánimos vienen influenciados por lo agitado o tranquilo del fin de semana. Al llegar al puesto de trabajo, los venezolanos conversan, se echan cuentos, hablan de todo lo que hicieron los días anteriores, comentan las películas de la cartelera, etc. Después de durar toda la mañana haciéndose el guevón, se inicia la jornada laboral verdadera.

El martes y el miércoles son los días “serios”. No existe ninguna excusa para no trabajar. Son los días realmente productivos. Ya que no hay mucho que comentar de ellos, pasemos al jueves. A calentar los motores, el día “ladies night”, tu cabeza solo te indica que al otro día es viernes y que es hora de comenzar el relajo. De manera inversa que los lunes, el jueves comienza la jornada con trabajo duro, pero en horas de la tarde, la gente afloja el ritmo porque el espíritu del “bochinche” predomina.

Si consideras que todos los días mencionados son suaves, recuerda que existen los viernes. El mejor día de la semana llega y el trabajo lo mandamos al diablo. Los viernes nos levantamos contentos, optimistas, felices porque se termina la semana. No hay mejor excusa para hacer un carajo, que saber que es viernes. En ese día glorioso, las empresas estilan a no tomar en cuenta los uniformes y a poner la hora de salida más temprano. Los viernes son los días menos productivos de la semana. Los venezolanos estilan salir del trabajo y dirigirse derechito a una licorería a tomar “curdas” mientras se caen a mojones entre panas y, por su puesto, se rascan las bolas y escupen cada 5 minutos.

No hace falta hablar de los fines de semana. Los sábados y domingos los puedo describir a mi manera, pero cada quien tiene un estilo particular de destruirse la vida, así que lo dejo a tu criterio.

Haciendo un breve recuento de los días de la semana, puedo concluir con toda la responsabilidad del mundo, que los venezolanos trabajamos duro, medio lunes, martes, miércoles y medio jueves… y pensar que nos pagan por eso.