
¿Por dónde empezar? Clásica pregunta que nos hacemos todos cuando tenemos algo por delante y no sabemos como afrontarlo. Le pasa a los niños, a los viejos, a los calvos, a los ricos, a los pobres y a los paracaidistas. Esta pregunta es muy interpretada por la gente como estar sumiso en el vacío, como no tener un motor que te mueva o como estar estancado. Pero si nos damos cuenta, al preguntarnos “¿por dónde empezar?”, ya comenzamos. Hacernos esa cuestión es haber comenzado a afrontar tu peo. Desde que te hiciste esa simple pregunta, iniciaste el proceso de caerle de frente al asunto. Esas tres palabritas de la pregunta, implican que ya tuviste la suficiente astucia como para detenerte a pensar y saber que tienes que iniciar algo para resolver cierta situación. Tal caso, ocurre en este preciso instante. Estaba sentado en frente de mi PC y no tenía mucho oficio, así que sin pensarlo dos veces me dispuse a escribir. Abro mi documento y cuando veo la página en blanco, me di cuenta que no tenía nada en la cabeza, solo el deseo de escribir y la estúpida, pero inteligente a la vez, pregunta ¿por dónde empezar?. Un minuto más tarde me di cuenta que ya había empezado y 3 minutos después, me encuentro gozando de la escritura; no se si es que me inspiré en el monitor de la PC o es el olor penetrante de pintura que hay en el ambiente. Inténtalo; comienza por no enrollarte, ocúpate de ti.