Mi Droga

Tu oído completo vibra con la sutileza más extraordinaria jamás pensada. Entonces te das cuenta como realmente hay dos elementos que se juntan en uno solo, algo así como que el amarillo y azul se conviertan en verde. Empiezas a moverte sin parar y la locura se mezcla con adrenalina y con alucinaciones que no son más que ondas sonoras que se desplazan sin dirección alguna. Es muy probable que tu espíritu se sienta encerrado o enfrascado en la oscuridad miserable del vacío, pero en ese momento se libera toda la magnífica esencia del ser. La depresión pasa a ser parte aliada de lo glorioso que puede llegar a ser un instante minúsculo de tu vida. Tus emociones se sueltan una por una. El amor se dispara, la rabia se escapa de tu alcance, la tristeza se convierte en una lágrima que vuela y se desvanece en una nube, el dolor se escucha y la pasión brota por los poros. Gritas eufóricamente y callas con apatía. De un momento a otro sueñas y no quieres despertar. En oportunidades no te acuerdas del hambre y no bebes más que fuego. Sientes esa temperatura fresca que enamora el tacto y te deslizas con placer. Aprietas tu mandíbula con sutileza y haces miles de muecas. La muerte no existe y la vida grita y se exalta. Puedo hacerte llorar, reír, recordar, amar, odiar y hasta puedes ignorarme. Euforia, placer, orgasmo, magia, sin palabras… Te invito a tocar una guitarra.